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“La Bellota” es un programa inspirador que surge de un enfoque pedagógico basado en competencias, resultado de la colaboración y dedicación de individuos comprometidos con el desarrollo humano y comunitario.
El programa La Bellota tuvo sus inicios en el barrio La Iguaná en el año 1983, siguiendo el pensamiento de sus fundadores, quienes creyeron en la dignidad y el potencial humano, el cual ha impulsado y demostrando un compromiso constante con la formación y el bienestar de las personas por 40 años.
Los padrinos y madrinas que han creído en la importancia de la labor desempeñada han demostrado una valiosa responsabilidad social, aportando tiempo y recursos para apoyar la causa.
El fundamento del modelo “La Bellota” se origina en la visión y perseverancia de Andreas Hauri, quien creyó fervientemente en el poder de la educación individualizada para que cada persona desarrolle su máximo potencial y, a su vez, impacte positivamente su entorno. Su amor por Colombia y su gente lo impulsaron a emprender un camino educativo en 1983, con la convicción de que, al brindar un ambiente de afecto y estímulo, los individuos pueden crecer en plenitud y contribuir a una sociedad mejor.
El enfoque de “La Bellota” implica el reconocimiento y estimulación temprana de las habilidades individuales en la infancia, seguido por la introyección de conceptos y el fomento de la autonomía en la etapa de la infancia. En la juventud, el proceso de orientación profesional complementa lo trabajado previamente. La educación superior culmina el programa, enfrentando las habilidades con los deseos y las oportunidades laborales.
El mayor testimonio de la efectividad de “La Bellota” proviene de los propios beneficiarios, los niños, niñas y jóvenes, cuyas vidas transformadas demuestran la validez del proceso pedagógico.
“La bellota es un símbolo que hace alusión a la semilla y como tal a todo un proceso de germinación y desarrollo humano lo que sugiere que en cada ser humano habita una semilla que está a vida de obtener los sustratos básicos para aflorar ver el color y la exuberancia, qué no es otra cosa que el talento personal.” La Bellota como símbolo de semilla y desarrollo humano continúa siendo el pilar en el que se basa el programa de Acompañamiento Educativo.
Esta historia celebra la visión y perseverancia de individuos como Andreas Hauri, Señorita Ángela Echavarría Toro y Consuelo Gutiérrez de Restrepo, así como la colaboración de muchas personas comprometidas en la construcción de un modelo educativo que nutre y potencia las habilidades individuales, contribuyendo a una sociedad más justa y armoniosa.
A partir de las preguntas, en la construcción o creación de cosas novedosas y creativas, en la estimulación de su imaginación, en darles a conocer y comprender lo que les rodea, empezando por su cuerpo, familia, ambiente, barrio y sociedad.
Para La Bellota, Modelo de Acompañamiento Educativo, las competencias son un conjunto de habilidades, conocimientos, actitudes y disposiciones personales que son integradas por los niños y jóvenes para actuar de forma activa y significativa (atendiendo las necesidades de sí mismos y del contexto) en un entorno especifico. Se trabajan de manera integral y sinérgicamente cuatro (4) grupos de competencias en todas las etapas de acompañamiento: Comunicativas, pensamiento, personales y ciudadanas.
A partir de su etapa de formación, edades y capacidades se crea los grupos de atención, posibilitando las preguntas, en la construcción o creación de cosas novedosas y creativas, en la estimulación de su imaginación, en darles a conocer y comprender lo que nos rodea, empezando por su cuerpo, familia, ambiente, barrio y sociedad.
Se les acompaña a través de encuentros grupales experienciales, visitas y asesorías familiares, en este sentido, hay un reconocimiento de las vivencias y experiencias familiares, pero también se proponen experiencias simuladas que buscan la reflexión y resignificación y por tanto el mejoramiento de las pautas de crianza.
La evaluación se diseña a partir de un concepto de integralidad, en el cual convergen espacios de coevaluación, autoevaluación y heteroevaluación; todos estos giran en torno a la reflexión y realimentación que genera la toma de conciencia frente al desempeño en las diferentes dimensiones de las competencias, el ser, el hacer y el saber, para que niños y jóvenes tengan cada vez mayor nivel de responsabilidad frente a sus actos y a la gestión de su vocación y desarrollo de competencias.
Con la orientación, partiendo de sus intereses personales y capacidades que van reconociendo en sí, de igual manera ir construyendo sus metas en cada ámbito, teniendo en cuenta su contexto académico y profesional de cada uno.
A través de los encuentros pedagógicos se proponen actividades fundamentadas en la metodología experiencial que les posibilitan tomar decisiones, resolver conflictos, trabajar en equipo, auto conocerse, llevar a cabo el respeto. Esto, permitiéndoles identificar que les hace sentir cómodos, cuáles son sus habilidades, que tienen por mejorar o seguir fortaleciendo y así, aplicarlo a la cotidianidad.
Si bien, todas las competencias son transversales, tomando el liderazgo y el trabajo en equipo, son capacidades que se desarrollan principalmente en propuestas basadas en las competencias sociales y comunicativas, ya que el trabajo colaborativo posibilita que deslumbren fácilmente.
A través de las propuestas que posibiliten el fortalecimiento de las competencias personales y de pensamiento.
A través de una asesoría, actividades experiencial, reconocimiento de los espacios de la ciudad, entre otros.
Se desarrollan actividades de orientación relacionadas con los conceptos de la Educación Superior (Áreas de conocimiento, mapeos, herramientas de búsqueda, entre otras).
Acompañamos a los jóvenes de OP para que identifiquen sus habilidades y competencias a través de diferentes actividades relacionadas con su dimensión personal, es decir autorreconocimiento. Así mismo se aplican algunas herramientas diagnósticas que les permiten convalidar intereses y habilidades.
Se desarrollan actividades de orientación relacionadas con el conocimiento del contexto, visitas a universidades y espacios laborales, testimonios y simulacros para ingreso laboral entre otras.
Se tienen encuentros grupales experienciales en los cuales se desarrollan temas referentes a metas personales y profesionales, así mismo se proponen asesorías individuales para la identificación de la ruta académica y profesional decididos, la cual es socializada y definida con la familia.
De acuerdo a la información que se entrega del perfil profesional consolidado del proceso de orientación, se traza el plan de acción para el ingreso y acceso a la educación superior u (ocupacional).
Con el desarrollo de todas las actividades propuestas en la etapa de orientación profesional.
Desde el proceso de orientación profesional se les brinda la información de los programas, universidades, conocimiento del pensum académico, la situación del mercado laboral, planes de financiación, entre otros.
Con el apoyo mutuo entre los mismos compañeros de la etapa de educación superior que tienen mayor habilidad frente a algunas materias, también incentivando a participar de las ofertas de refuerzo académico que tienen las universidades desde bienestar universitario.
En educación superior se tiene un componente de proyección comunitaria, la cual permite a las jóvenes continuar fortaleciendo sus competencias profesionales y poner en funcionamiento las capacidades técnicas vistas desde su programa académico específico.
Toda la propuesta de educación superior está sustentada en el desarrollo y fortalecimiento de sus competencias comunicativas, pensamiento, sociales y de emprendimiento.